La Bona Dea romana
Dentro de la mitología romana, una de las diosas más antiguas en importantes en su culto era la Bona Dea. Asociada con la fertilidad, la salud y la castidad, recibía asimismo otros nombres como el de Maia o Fauna, debido a que las leyendas romanas la hacen hija de Fauno (equivalente romano del dios Pan).
Por lo general, es representada portando una cornucopia y sentada en su trono. El atributo que la identifica es la serpiente, por ser esta el símbolo de la curación en el Mundo Antiguo; esta era, además, la razón por la que en su templo de Roma, situado en el célebre Monte Aventino, se consagraban este tipo de animales y se conservaban. Su efigie aparece a menudo en las caras de las monedas romanas más antiguas.
Esta vinculación con el poder de sanar provocaba, a su vez, que fuesen muchos los enfermos que arribasen a su templo buscando tratamiento, el cual consistía la mayoría de las veces en la aplicación de ciertas hierbas medicinales. De este modo, su culto era practicado por igual tanto por plebeyos, como por esclavos, libertos o mujeres.
A este respecto, las invocaciones más comunes que llevaban su nombre estaban dirigidas a pedir bien por la salud, bien por la fertilidad e, incluso, para solicitar la liberación de algún esclavo.
Lo cierto es que, y aunque su culto se remonta a tiempos muy antiguos, dentro de él existían ritos reservados tan sólo para las mujeres. Estos, eran dirigidos normalmente por la esposa de algún magistrado, quien era asistida por las sacerdotisas vestales.
En ellos estaba totalmente prohibida la participación de varones, hasta tal punto que no podían ser mostradas pinturas ni figuras de hombres ni animales machos. El recinto se adornaba con flores y plantas, a excepción del mirto, ya que según la leyenda la Bona Dea fue golpeada hasta que yació muerta con una rama de este.
Foto Vía: Flickriver
Publicado en: Mitología romana
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