Baal, el primigenio Dios de las Tormentas

Baal

En primer lugar hay que aclarar que Baal no es el nombre de un dios en sí, sino el título de «Señor» o «Rey», título que se le concedió a numerosas divinidades en el pasado, y a Haddu, el dios de la lluvia, la tormenta y las nieves de Babilonia, se le identifica con este término. Haddu recibe el apelativo de Baal a finales de la Edad de Bronce, en los mitos sumerios de Ugarit, y posteriormente el de Baal Shamen, que se traduce como Baal de los Cielos.

Los Mitos de Ugarit (Ugarit fue una ciudad de la antigüedad situada en la costa siria) se componen de tes episodios principales, relacionados entre sí, y que cuentan la historia del Señor de las Tormentas, en lo que se piensa que es una metáfora sobre la llegada de la estación de las lluvias. El mismo caso se da en la epopeya babilónica de la creación, como metáfora de la llegada del año nuevo.

Baal, además de estar asociado con las tormentas, es considerado más un dios creador que destructor, debido a la asociación de la lluvia con la fertilidad. Esta faceta de creador se acentúa con el mito de que Baal, cuando es asesinado por el dios Mot y poco después vuelve a la vida. También es un símbolo del orden como se puede ver en los Mitos de Ugarit, cuando Baal vence a Yam, dios del mar y personificación del caos.

Se le menciona en multitud de ocasiones en el Antiguo Testamento, y tampoco fue un desconocido para los fenicios, quienes hacían referencias a él en sus inscripciones, dando a personas importantes el sobrenombre de «bendecido por Baal» o «mano de Baal».

Curiosamente, el dios Zeus de los griegos se inspiró en la figura de Baal, representado portando varios rayos, así como el posterior Júpiter de los romanos.

Publicado en: Mitología mesopotámica

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