El Sudario de Oviedo, ¿el rostro de Cristo?
Custodiado en la Catedral de Oviedo desde su llegada en el siglo IX en el interior de la Cripta de Santa Leocadia y dentro de un recipiente al que se conoce como el Arca Santa se encuentra uno de los tesoros más polémicos de la Iglesia: el llamado Pañolón o Sudario de Oviedo.
Tal y como nos relata la tradición católica, este paño fue utilizado para cubrir la cabeza de Jesucristo después de que fuese crucificado en el Gólgota, y actualmente se exhibe cada Viernes Santo, durante la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y los días 21 de Septiembre. Muchos son los que afirman que el Sudario de Oviedo es una pieza complementaria a la Sábana Santa o Síndone de Turín.
La historia del Sudario (siempre según la tradición cristiana) de Oviedo se remonta a la invasión de Palestina por parte de los persas bajo el mando del rey Cosroes II, lo que obligó a los cristianos a abandonar la ciudad santa llevándose sus reliquias con ellos, entre las cuales se encontraba el Arca Santa y en su interior el sudario. Transportado en un barco que viajó bordeando las costas de África, la reliquia llegó a Cartagena a principios del siglo VII, ciudad desde la que fue trasladada a Sevilla donde quedó bajo custodia del Obispado.
Una vez que fallece el Obispo de Sevilla en el 636, el Sudario es enviado a Toledo, pero no permanecerá aquí mucho tiempo ya que pronto se produce la derrota del rey godo Don Rodrigo ante Tariq, así que el sudario tuvo que ser enterrado y ocultado durante varios años en el monte Monsacro (Asturias). El sudario regresó a Oviedo durante el siglo VIII, y en el siglo XI el rey Alfonso II decide construir la Cámara Santa, donde la reliquia permaneció desde entonces hasta nuestros días.
Ya en la práctica, el Sudario de Oviedo es un paño de tela de forma rectangular, con 85 centímetros y medio de largo y 52,6 centímetros de ancho, además de presentar las clásicas señales de deterioro de los siglos. Está elaborado aparentemente a mano y hecho con fibras de lino presentando la clásica textura del tafetán. El paño presenta unas curiosas manchas de varios tonos que corresponden con la posición donde estarían la nariz y la boca, corroborando que efectivamente se utilizó para cubrir la cabeza de un cadáver. Otra de sus características es una serie de agujeros que varían en tamaño, y que muchos atribuyen a la corona de espinas que portaba Jesús durante su martirio en la Cruz, aunque por el momento sólo es una teoría.
Los análisis de la sangre contenida en el Sudario de Oviedo nos dan como resultado el mismo tipo de sangre que mancha la Sábana Santa, es decir el grupo AB, poco común en Europa y muy abundante en Oriente Próximo. Otra característica de esta sangre, según los científicos, es que se trata sin duda de sangre humana. Sometido a toda una batería de pruebas, resulta difícil concluir que el Sudario de Oviedo fuese usado en efecto para tapar el rostro de Jesús de Nazaret, pero muchos indicios parecen indicar que su relación con la Sábana Santa es más que innegable, pese a que ésta última resultó ser de origen medieval según las pruebas del Carbono 14.
Publicado en: Misterios de la Biblia
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