Isaac Newton y la verdadera historia de la manzana
La Royal Society de Londres celebra su 350º aniversario y, por tal magno acontecimiento, ha sacado a la luz el manuscrito original que relata cómo Isaac Newton, al caerle una manzana, elucubró la teoría de la gravedad. Escrito por el doctor William Stukeley, físico y amigo de Newton, para una novela biográfica, «Memorias de Sir Isaac Newton» (1752), había permanecido resguardada en los archivos de la prestigiosa institución.
Lejos de haberse producido en un entorno artificial, Newton formuló la teoría de gravitación universal a partir de un nimio acontecimiento. Como astrónomo y matemático, se interesaba por todo aquello que ocurriera a su alrededor; de ahí, que tuviera en cuenta la simple caída de la manzana de un árbol.
- Isaac Newton, el genio.
Isaac Newton (4 de enero de 1643– 31 de marzo de 1727) fue un niño prematuro. Apenas pesó un kilo de peso, sobreviviendo milagrosamente. Huérfano de padre, acabó viviendo con sus abuelos tras su madre contraer segundas nupcias. Su educación se inició en humanidades -estudió latín y la Biblia-, y amplió su formación gracias a que acabó viviendo con William Clarke, el farmacéutico del lugar.
En plena adolescencia, desarrolló su capacidad inventiva construyendo los más curiosos artilugios.
No se relacionaba con los chicos de su edad, que lo tachaban de «raro» y demasiado listo. Esto le sirvió para centrar su atención en los fenómenos atmosféricos y su observación del cielo. Aunque lo retiraron de la escuela para que se ocupara de la granja familiar, Newton demostró que no estaba hecho para ese tipo de tareas. Su profesor en Grantham, pueblo donde acudía a la escuela, se ofreció a alojarlo y prepararlo para asistir a la universidad.
Con tan sólo diecisiete años, Isaac Newton se matriculó en la prestigiosa Universidad de Cambridge, costeándose los estudios trabajando para compañeros de clase adinerados. No hizo muchos amigos, ya que no podía disimular su genialidad. Es más, se afanaba por seguir una férrea conducta puritana. Cuando la peste bubónica alcanzó Londres, éste aprovechó para refugiarse en la biblioteca y así resolver complejos problemas matemáticos, una de sus pasiones.
- La manzana de Newton.
En el verano de 1666, Newton se encontraba sentado bajo un árbol, reflexionando, cuando una manzana cayó a su lado -erróneamente, la historia decía que le había caído en la cabeza-. Newton se sintió inspirado. Pensó para sí, «¿por qué tiene que caer la manzana siempre perpendicularmente al suelo? (…) La razón tiene que ser que la Tierra la atrae». Esto fue lo que le contó a su buen amigo, William Stukeley, cuando se sentaron a la sombra de unos manzanos para tomar té, según el manuscrito «desclasificado» por la Royal Society de Londres.
Si quieres leer el manuscrito, puedes hacerlo en la web de la Royal.
Publicado en: Misterios de la Ciencia
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ME SIEVE MUCHO ESTA INFORMACION
esta muy bien la informacion muchas gracias 😀
Super interesante. hay que ver que los genios realmente nacen, porque cuantas cosas sencillas pasan a nuestro alrededor y no nos percatamos, porque estamos enfocados en complejidades menos importante. Me inspira mucho el hecho de que un acontecimiento tan simple y comun pudiese dar lugar a una de las teorias mas importantes de la fisica.
Gracias me ayudo mucho !!! …..