¿Existen o no existen las casualidades?

Botella vacia

Dijo J.J. Benítez en su libro «Ricky B. Una historia oficialmente imposible» -supuesta posesión extraterrestre- que las casualidades no existen. Es más, a lo largo del libro utiliza frecuentemente la expresión: «¿Casualidad? Lo dudo«. Parafraseando al autor, dudamos mucho que las siguientes dos historias que vienen a continuación sean meras casualidades. Quizás la «paradoja de la predestinación» (lo que tenga que ocurrir, ocurrirá) esté en lo cierto. Nunca se sabe.

John Blackman, homicida involuntario de jueces

Hay sucesos en nuestra vida que ocurren de forma aleatoria pero que parecen estar íntimamente interconectados entre sí. Si no, que se lo digan a John Blackman, un ciudadano de Sussex (Inglaterra) que fue condenado en 1922 con la cárcel por no querer pagar la pensión de manutención de su ex esposa. Durante su corto periodo entre rejas falleció el juez instructor. Una vez libre, se le volvió a condenar por la misma infracción y, una vez más, el juez responsable del caso falleció accidentalmente.

Lo curioso del caso es que no sólo ocurrió dos veces, ¡sino cuatro! El tercer juez asignado fue advertido por John. Éste declaró que no quería pagar la pensión -muy obstinado, por su parte-, pero que le preocupaba que le pudiera pasar algo a su señoría. Es más, incluso había acudido al cementerio a dejar flores a los dos primeros (muy considerado). Sin embargo, a pesar de estos argumentos, el juez se mostró implacable y lo envió a la cárcel -también era testarudo-. Falleció mientras dormía. ¿Qué estaba pasando?

Afortunadamente para la justicia británica, el quinto juez se libró de una muerte «segura» gracias a que la ex esposa de John Blackman murió, y éste se libró de la pena por no pasar la manutención.

Mensaje en una botella

Los mensajes en las botellas fueron una práctica muy habitual entre los marineros de siglos pasados. En ellas, en un alarde de desesperación y/o melancolía, plasmaban sus sentimientos o incluso algún mapa del tesoro. Ejemplo de ello, es la historia de un navío japonés que se hundió en un arrecife coralino del Pacífico en 1784.

Una de sus víctimas, grabó en un trozo de madera la tragedia, la metió en una botella y la lanzó al mar. 150 años después, ésta apareció en la aldea de pescadores donde el autor se había criado, precisamente en esa aldea. Una vez más nos preguntamos, ¿existen las casualidades? O, ¿hay alguna fuerza extrasensorial que guía el transcurso de la historia?

Publicado en: Supersticiones

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14 comentarios

  1. shermie dice:

    el caso de lincon y su secretario kennedy que le advirtio ke no fuera al teatro, y el caso de kennedy y su secretario lincon que le advirtio que no fuera a texas, ese esta increible

  2. SALVA dice:

    BIEN JOSE VICENTE

  3. andres dice:

    no jamas existen todo es relacionado en un solo sentido

  4. ITZEL dice:

    yo creo que las casualidades son obras del pensamiento analítico del humano ya que las situaciones simpere se dan por alguna razon todo pasa x algo causa y efecto extraudinario o fuerza importante del mundo0

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