Dioses eslavos, el panteón de Vladimiro

Culto pagano eslavo

Acerca de los dioses de los antiguos eslavos se sabe muy poco. Al no quedar ningún texto en el que describan sus mitos, los estudiosos dependen de las referencias puntuales de cronistas extranjeros, las crónicas de época posterior a la cristianización y los vestigios conservados en la tradición popular para reconstruir su mitología pagana original, con lo que el resultado es en, muchas ocasiones, pura especulación.

Para dificultar más las cosas, la religión de los eslavos no era homogénea, sino bastante diversa y se encontraba en constante evolución. El príncipe Vladimiro, del Rus de Kiev, intentó en el año 980 remediar esto sistematizando los cultos paganos de los eslavos orientales. Su objetivo consistía en proporcionar a su joven pueblo una religión organizada que le diese unidad, como el cristianismo hacía con sus rivales bizantinos, y que, al mismo tiempo, pudiera competir con éste. Vladimiro construyó templos y erigió ídolos, seis de ellos en una colina de Kiev frente a su propio palacio.

Estas figuras estaban consagradas a seis de las deidades más importantes para los eslavos de su época: Perun, Dazhbog, Stribog, Khors, Simargl y Mokosha; los cuales en conjunto constituyen el conocido como “Panteón de Vladimiro”.

Perun

Perun, el dios del trueno, era la deidad suprema. Provocaba tormentas, controlaba la lluvia y fulminaba con rayos a sus ofensores. Era además el dios de la guerra y, como tal, protector del príncipe y su mesnada. Cuando había que sellar tratados con los enemigos del Rus, sus soldados juraban por Perun mientras se inclinaban sobre sus espadas.

Se le suele representar con gruesos bigotes y una maza, aunque entre sus armas características se encuentra también el arco. Las crónicas cuentan que su ídolo de Kiev tenía el cuerpo de madera, la cabeza de plata y el bigote de oro. La tradición bielorrusa lo describe con pelo negro y barba dorada, cruzando el cielo en un carro refulgente o a bordo de una rueda de molino que los espíritus de la montaña portan sobre sus espaldas. A su paso dejaba tormentas. Durante la primavera, salía con su carro a perseguir a los demonios, a los que hacía sangrar con sus dardos.

En Novgorod, cerca del lago Ilmen, existía otra estatua dedicada a Perun, frente a la cual ardían día y noche seis fuegos alimentados con madera de roble (el árbol consagrado al dios y bajo cuya sombra se celebraban sacrificios en su honor). Si estos fuegos se extinguían, los encargados de mantenerlos encendidos pagaban la falta con su vida.

Un carácter menos belicoso tenía Dazhbog, el dios del sol, que con su luz y calor expulsaba las sombras y el frío de la noche. Se trataba de un dios extremadamente benéfico y, de hecho, su nombre significa “dispensador de todas las riquezas”. Dazhbog era justo, castigaba a los malvados y premiaba a los virtuosos.

Vivía en el rai, el paraíso eslavo, una tierra exuberante de verano eterno que se encontraba en el Este. Allí habitaba un palacio dorado del que partía cada mañana montado en su carro, tirado por caballos blancos que respiraban fuego, sobre el cual cruzaba la cúpula celeste.

Según el cronista bizantino Juan Malala, Dazhbog era hijo de Svarog, el dios del cielo, quien seguramente fuese también el padre de los demás dioses y que tras gobernar sobre el universo durante mucho tiempo habría abdicado en favor de sus hijos. Resulta probable que Svarog fuese adorado como dios supremo en épocas muy anteriores a Vladimiro.

Stribog

Otro dios relacionado con los elementos naturales era Stribog, el señor del viento. En la Balada de las huestes de Igor, el narrador se refiere a los vientos como los “nietos de Stribog”.

Acerca de las demás deidades del panteón de Vladimiro apenas se sabe nada con seguridad. Khors probablemente fuese otra deidad benéfica relacionada con el sol; Simargl, de origen iraní, sería el protector de las semillas y la siembra, y Mokosha, la única diosa del grupo, tendría que ver con la fertilidad y las cosechas. A esta última se la representa en ocasiones hilando, tal vez el hilo del destino, como las Moiras griegas, o portando el cuerno de la abundancia.

Además de estos seis dioses, existía otro de gran importancia (junto con Perun el más importante) llamado Volos. Su ídolo no se erguía frente al palacio del príncipe junto a los demás dioses, sino en la parte baja de la ciudad, cerca de los muelles en los cuales los comerciantes atracaban sus barcos y llevaban a cabo sus tratos. Era el dios del ganado, del comercio y del bienestar, el que presidía las transacciones comerciales y guardaba los juramentos. Su culto se celebraba en marzo, a la llegada de la primavera, y en diciembre, durante el solsticio de invierno.

Volos

Este sistema de dioses duró poco. El príncipe Vladimiro no tardó en abandonar la religión pagana y adoptar el cristianismo ortodoxo de Bizancio debido a las ventajas políticas que tal cambio representaba para su estado. En 988 el propio príncipe se hace bautizar. Ese mismo año, ordena en Kiev que el ídolo de Perun sea arrastrado por un caballo, apaleado y arrojado a las frías aguas del Dnieper, tras lo cual emplaza a todos los habitantes de la ciudad a acudir el sábado siguiente a la orilla del río para ser bautizados en masa. Aunque obedecieron las órdenes de su señor, la Crónica de Nestor o Relato de los años pasados cuenta que los kievitas lloraron por el dios caído.

El mismo trato recibió el ídolo consagrado a Perun en Novgorod. Según una leyenda, cuando fue arrojado al río Volchov nadó río arriba hasta llegar cerca de un puente, sobre el cual arrojó una cuerda mientras proclamaba: “¡Esto es para vosotros, oh habitantes de Novgorod, en recuerdo de mí!”. Cuenta la leyenda que desde entonces se oye cada cierto tiempo la voz del dios del trueno sobre Novgorod, y en esas ocasiones una gran algarabía se organiza en las calles de la ciudad: sus habitantes corren por ellas mientras se golpean unos a otros con cuerdas.

Leyendas aparte, lo cierto es que la cristianización de los territorios del Rus fue un proceso difícil y muy lento. Durante siglos, las antiguas creencias paganas se solaparon con la nueva religión ortodoxa en una forma de sincretismo a la que los estudiosos del folclore ruso denominan “fe dual”.

Bibliografía:

  • Elizabeth Warner, Mitos rusos, Akal, Madrid, 2005, pp. 9-20.
  • W. E. S. Ralston, The Songs Of The Russian People, Ellis & Green, London, 1872, pp. 80-105. (Consultado en la edición electrónica de Sacred Texts).
  • Inés García de la Puente, «La cristianización de la Rus’ kievita según ‘El relto de los años pasados'», ‘Ilu. Revista de Ciencias de las Reiligiones, Anejos, 2004. XIII, pp. 63-73. (Edición electrónica en la página de la Universidad Complutense).
  • AA. VV., New Larousse Encyclopedia of Mythology, Crescent Books, New York, 1987.

Imágenes vía: Wikipedia, Ancient Bulgaria y Slavpagan.

Publicado en: Mitologia, Mitologia eslava

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2 comentarios

  1. Matilde Gonzales Sánchez dice:

    Me encantó saber un poco de la mitología de Kiev, puesto que siendo un país tan alejado y distante a nuestra cultura, es muy interesante y mística

  2. Jesica dice:

    hola! El articulo esta bueno,interesante… me encantaria que publiquen algo del dios jessa..ya que no lo encuentro por ningun lado… muchas gracias!

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